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El fisioterapeuta la joya y las máquinas los complementos.

  • albertolidia5
  • 6 nov 2014
  • 3 Min. de lectura

Ha llegado muy lejos el planteamiento erróneo de esquivar las herramientas maquinarias que suplen el trabajo profesional, o eso afirman exactamente las personas que su ser y pensar les parece observar críticamente. Hoy, en clase de #fundamentosfisioumh, este participativo debate a tratado sobre el delicado tema que se nos plantea a la hora de la necesidad de utilizar una máquina.

Debo decir, que cada persona es responsable de sus actos y consciente de sus pensamientos. Esto quiere decir, que cada persona otorgará el valor que se crea conveniente a una máquina o cualquier otro aparato externo, con respecto a las funciones de un profesional, que usa como herramienta el poder psicológico y la armonía de sus manos.

Un fisioterapeuta consigue el bienestar externo e interno de sus pacientes con su propio cuerpo, es decir, su única herramienta es la dulzura y el esfuerzo de sus manos y las capacidades psicológicas de educar y escuchar. Utiliza conceptos cómo las actitudes de acercamiento interno con ejemplos como la empatía, solidaridad, confianza, también usa actitudes de superación, como las comparaciones positivas, la fe en su curación o rehabilitación y además, actitudes moderadas y repetidas, con ejercicios físicos tras instrucciones previas. Todo esto llega al mundo gracias al potencial de un fisioterapeuta y sin embargo las máquinas están deteriorando estos valores. Pues es de obligado conocimiento saber, que una máquina puede llegar a ser otra herramienta que ayuda a la toma de decisiones, ya que estas máquinas están programadas con conocimientos del ser humano para el bienestar complementario, como otro formato de rehabilitación objetiva. Sin llegar a dudas, las tecnologías no pueden medirlo todo como las actitudes citadas anteriormente y por ello, es necesaria la presencia del profesional socio-sanitario para cumplir la primera necesidad básica en la situación profesional-paciente, la atención recíproca.

Igual que el agua corre los caminos marcados, como bien se explicó en la clase, un fisioterapeuta puede seguir por ellos o crear nuevos hábitos para la mayor estabilidad y seguridad. La evolución toma estas nuevas medidas para complementar y no suplir el trabajo. Es otra forma de mostrar datos y valorar objetiva y subjetivamente al paciente para una mayor precisión. Las máquinas nos aseguran datos y nos ayudan a tener el tiempo libre suficiente para otorgarlo a otras necesidades implicadas que conlleva el trato de un paciente. Respetan la regla del no dolor y tienen la posibilidad de ser interrumpidas gracias a la elaboración del mando a distancia. Solo el profesional dará el valor necesario a ellas, teniendo claro que la comodidad no debe ser un pilar básico y nada conlleva la obligación de utilizarlas sin necesidad. Es necesario el autocontrol y que estás máquinas siempre beneficien el trabajo y no faciliten la relajación del profesional.

Un ejemplo típico muy criticado es la utilización de máquinas con movilización pasiva, que comprometen al paciente a realizar de forma moderada pero continua una serie de estiramientos con la ayuda de estos complementos. Una persona crítica diría que debería ser el fisioterapeuta quién efectúe todos esos movimientos tantas repetidas veces como se indique, pero realmente el manejo de estas máquinas nos ayuda a suplir esta función tan dolorida y constante para realizar más movimientos externos. Podríamos pensar que en vez de evaluar y ejecutar la rehabilitación un solo profesional a un paciente, hay dos profesionales pero “dando la cara” tan solo uno llevándose todo el beneficio. Además, estas técnicas de ejercicios también deben utilizarse como forma auto-pasiva, siendo tareas recomendadas, como deberes de la rehabilitación a los mismos pacientes, con la diferencia de que los ejercicios son más sencillos y con una elaboración más rudimentaria o casera.

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Un buen profesional no convence, sino que se gana la atención de los pacientes siendo tal y cómo es, aportando todo y nada a la vez. Porque gustan las personas con las que se puede hablar de todo y de nada y de cualquier manera se pasa un momento agradable. Encontrarse como en casa, es algo necesario que no todo el mundo sabe aportar, y realmente se agradece. Un buen profesional de fisioterapia sabe tratarte como si fueras su familia mostrando todo lo que sea capaz de dar y mucho más. Por ello, una máquina puede ayudar a fortalecer las medidas preventivas y lo que falta para el mayor seguimiento y funcionamiento del paciente.

Un buen fisioterapeuta no hace lo que los demás hacen, hace lo que los demás quieren hacer pero no se atreven, y dentro de este contexto, todo vale. ¡Ayúdales al 100%, no ignores nada que quizás puede ser valioso en tu trabajo en un futuro!

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